Chiara Sacchi es una activista Slow Food de 17 años que vive en Haedo, Argentina, en la eco-región pampeana de Buenos Aires. Haedo cuenta típicamente con veranos calurosos, inviernos fríos, y precipitaciones moderadas.
Recientemente, sin embargo, el clima previamente moderado, se ha vuelto extremo, con semanas de intenso calor en verano y frío glacial en invierno. A veces, una semana de calor inusual llega en medio del invierno. El clima extremo ha aterrorizado a Chiara, que teme lo que puede llegar a depararle un futuro impactado por la crisis climática; pero estos cambios en el clima que está experimentando la han inspirado a hablar sobre los peligrosos impactos del cambio climático.
Chiara representa la red de Slow Food Argentina, ha participado en Terra Madre Salone del Gusto y participa en las actividades de la Comunidad Slow Food Cocina Soberana de Buenos Aires y es líder de la Comunidad de Jóvenes Slow Food en Buenos Aires. Slow Food tuvo la oportunidad de entrevistar a Chiara acerca de su activismo y sobre la petición histórica que está llevando a la ONU junto a Greta Thunberg con Children vs Climate Crisis.
– Cuéntanos un poco sobre ti
Me describiría como activista por el alimento soberano y por la justicia climática. Feminista también!. Tengo 17 años, estoy en mi último año de secundaria.
– ¿Qué piensas sobre los temas relacionados con la alimentación y la agricultura? La sensación es que estos temas están finalmente en la agenda internacional, con conexiones con el cambio climático. ¿En qué punto estamos? ¿Cuánto trabajo queda por hacer?
En cuanto a la agroindustria y su progresivo aumento al pasar los años tengo una postura muy tajante y clara. Milito en Slow Food porque sí creo que hay otra manera de cultivar el alimento, creo en los pequeños productores que trabajan la tierra como sus ancestros lo hacían. Creo en el cuidado de la biodiversidad de nuestros territorios.
El gobierno claramente no sólo no se hace cargo sino que sigue permitiendo que pongan veneno es nuestros platos, no regulan las leyes, no protegen nuestros derechos como ciudadanos a un aire limpio, a un alimento soberano y libre de agrotóxicos.
– ¿Cómo piensas aprovechar esta experiencia en tus próximas actividades, en particular las relacionadas con Slow Food?
Quiero impulsar a aquellos que se sientan interesados o tocados por el tema a que se sumen, a recibir información. Estamos todos aprendiendo de la ciencia constantemente y aunque las estadísticas no deberían regir nuestras acciones si creo que tenemos que prestar atención, ser conscientes.
Siento que esta experiencia fue super rica para mí en un aspecto personal, conocí mucha gente de lugares del mundo que nunca creí que iba a tener la oportunidad de conocer, todos con una historia distinta, desde la militancia pero también desde la experiencia y la cultura.
Tengo ganas desde hace un tiempo de armar una nueva red de Jóvenes en Argentina, así que eso está definitivamente en mis planes para cuando vuelva.
– ¿Qué sugerencia te gustaría hacerle a los jóvenes de tu generación para luchar contra la crisis climática?
Creo que tenemos que tomar responsabilidad sobre nuestras acciones. Cuidar lo que consumimos, lo que comemos lo que compramos.
Tomar acciones pequeñas como no pedir el sorbete en un lugar de comidas, separar nuestra basura, asistir a las marchas aunque la convocatoria sea pequeña, apoyar a los pequeños productores que son afectados por los cambios de temperatura o las grandes tormentas.
Involucrarse, salir a la calle. Latinoamérica tiene una historia muy grande con la fortaleza del pueblo, tenemos que tomar las calles porque como pueblo es nuestro lugar, nuestro derecho está en marchar y hacernos escuchar, de cualquier manera posible.
– ¿Quisieras hacer un llamado a la acción, compartir tu mensaje?
Para mí, la importancia reside en aquello que nos toque de cerca. Nos cuesta mucho ser conscientes de una problemática hasta que nos toca de cerca, hasta que escuchamos testimonios. Mi prioridad son mis amigos, mi familia. Mi gente, las personas que me ayudan a crecer. Mis viejos.
Para ellos siempre voy a desear felicidad y bienestar. No puedo imaginarme un mundo feliz donde nenes asistan al colegio con barbijos.
Donde no se pueda disfrutar el mar, donde no se pueda respirar.
Cuando hablo de salir a la calle hablo de movilizarnos, de hacernos uno. Todo cambio grande viene de las masas, del pueblo. Tenemos que revolucionar nuestro presente para disfrutar un buen futuro, para perseverar la pureza y belleza del mundo que tenemos. Es nuestro hogar, es nuestra casa.
– ¿Qué significa la petición que han presentado ante la ONU?
La petición a la ONU es como una «demanda», una declaración. Habla de la declaración de los derechos universales de los niños, que se hizo hace 30 años, y como estos están siendo violados. No preservaron el aire limpio, el derecho a una infancia sana, el derecho a una tierra sustentable.