Petrini nos engañó

Durante el fin de semana del 16 y 17 de julio se ha celebrado el 8vo Congreso Internacional de Slow Food.

Sin dudas que la mayor noticia alrededor de este encuentro ha sido el cambio en la presidencia y en el comité ejecutivo del movimiento internacional, luego de los más de 30 años de Carlo Petrini al frente.

El nuevo presidente es Edward (Edie) Mukiibi, acompañado por el nuevo Comité formado por Marta Messa (nueva Secretaria General en lugar de Paolo Di Croce), Richard McCarthy, Dali Nolasco Cruz, Jorrit Kiewik, Megumi Watanabe, Francesco Sottile y Nina Wolff. Todos ellos, con un gran reocrrido dentro del movimiento, serán quienes dirijan sus destinos en los próximos años. 

Ahora bien, el problema no son quienes ingresan para generar un recambio o una regeneración en la estructura de Slow Food, el problema es Carlin (Carlo Petrini).

Este señor, nacido a fines de los años ’40 en Bra (Cúneo, Piemonte), nos ha venido engañando durante muchos años a través de sus palabras, sus conceptos, sus libros, a través del movimiento que pudo fundar. Todo esto ha sido posible también gracias a sus colegas y colaboradores de Slow Food, que han acompañado esta estafa gastronómica.

Durante él último sábado, Paolo Di Croce (Secretario General saliente) ha sido claramente explícito en su mensaje: “Carlo mi ha fregato” (Carlo me ha engañado), y creo que en un acto de impunidad verborrágica nos ha hecho dar cuenta a todos de la estafa y el engaño.

Paolo siguió explicando que, en todo este tiempo dentro de Slow Food, ha tenido que explicar que Petrini lo hizo trabajar de más para ganar menos dinero que lo que podría haber ganado trabajando en otra empresa. En pocas palabras, lo hizo trabajar gratis por su idea del alimento bueno, limpio y justo. También agregó que en una sus primeras presentaciones, en alguno de sus encuentros iniciales, Petrini se había presentado como “Cittadino del mondo” y no como braidese, piemontese o italiano.

¿Con qué autoridad podría auto-percibirse así? ¿Nos quería hacer creer que existe un tipo de ciudadanía global que nos haría colaborar y buscar el bien común global? Seguramente otro engaño del sociólogo Petrini.

Pero saliendo de las vivencias de Paolo Di Croce y buscando en las mías, también puedo sumar que me ha convencido, él y sus colaborades ojo!, de ingresar al mundo Slow Food sin avisarme en ese instante que una vez dentro ya no se puede salir. Es imposible volver a ver a la comida, la gastronomía y al mundo sin la óptica de Slow Food.

Algo que me llamó la atención ahora, reviviendo sus estafas, es su concepto de co-productor. Co-productor nos llama a todos los consumidores de alimentos. En su momento me pareció algo hermoso, ahora me doy cuenta que nos quería echar la culpa del sistema agroalimentario. Es decir, me convenció de que con mis decisiones a la hora de comer y de comprar comida, estoy eligiendo el mundo en el que quiero vivir. Un loco! Y repito que en su momento me pareció algo hermoso, ya que el poder estaba en nosotros, los consumidores. Me explicó que si elijo un vino, estoy eligiendo también la forma en la que ese vino se elabora, la forma en la que sus uvas se producen y cosechan, la forma en la que las personas detrás de ese vino vienen remuneradas y tratadas. Yo sólo quería un vino y me hizo cargo de todo eso, ¿que me importaba a mí si para elaborar ese vino se emplean personas en condiciones humanas desastrosas, si esas uvas habían sido tratadas químicamente, si ese vino había sido “maquillado” y todo lo que puede haber detrás? Bueno hoy ya no tengo forma de que no me importe y es culpa de este estafador social.

Pero sin descanso, y antes de retirarse como presidente, también nos ha dejado otro mensaje engañoso. Es el tiempo de la cooperación y no de la competencia. Lamento avisar y anticiparme que será otra de sus mentiras. ¿O acaso alguien cree que la cooperación es el camino en detrimento de la competencia que nos trajó hasta aquí?

Por último, y finalizando en esta instancia con las pruebas en su contra, también nos enseño, o nos invitó a buscar y a generar un cambio pero con felicidad, con gioia, incluso con placer. ¿A quíen se le ocurre semejante disparate? Si todas las luchas y revoluciones actuales van por otro sendero. Otra idea fuera de lugar, otro engaño que se mantiene.

Por todo lo anteriormente denunciado, espero que este nuevo equipo, con Eddie a la cabeza, no siga estafando personas de este modo, haciéndoles creer que podemos vivir mejor, relacionarnos de otro modo y generando un gran impacto a través de la gastronomía. Ojalá actúen a conciencia.