La Vida se protege – Ecocidio en los humedales

Por Mónica Vázquez – Miembro de la Red de Organizaciones de Slow Food en Argentina

*Imágenes gentileza de Sebastián López Brachs

Agosto es el mes de la Pachamama o de la tierra, los pueblos originarios de Argentina y Latinoamérica, también las comunidades en los territorios festejan con ceremonias y afirman el compromiso respecto a su cuidado.

Y en la misma tierra, hay otros habitantes, en las provincias de Entre Ríos y Santa Fé funcionarios  y empresarios de la industria alimentaria y del mercado inmobiliario que debaten sobre quiénes están quemando las islas.

Quienes queman son de la especie humana, indolentes al sufrimiento de la tierra que los cobija, violentos sin medida, que demuestran profunda insensibilidad hacia los frutos y hacia las criaturas que madre tierra nos brinda. Ellos tienen otro propósito, el enriquecimiento individual y el daño colectivo como una consecuencia de la codicia.

59 focos de incendios en el último período y son 160.000 las hectáreas devoradas por las llamas destruyendo flora y fauna de los humedales, con el propósito de continuar a desarrollar una agricultura y ganadería intensiva; que también daña profundamente la salud de la población.

Los humedales son fundamentales para impedir la alteración del clima, el mismo cuando se ve afectado repercute  en el ciclo biológico de muchísimas especies, la biodiversidad se ve en peligro cuando su territorio se ve afectado. Sin ellos todo el litoral no podra existir, vendrán a menos los beneficios que nos brindan como, depuradores de contaminación y reservorio de agua.

La frecuencia de los incendios en los humedales ha erocionado profundamente los suelos, ochenta y cinco especies vegetales y animales que las nuevas generaciones no verán, ya que su restauración llevara más de 300 años.

Los incendios se llevaron garzas, nutrias, lobitos del agua, anfibios y reptiles; perdimos especies vegetales que son alimento y medicina. Todo se convirtió en humo, ese mismo que respiramos, ese que lastima la garganta y hace llorar a los niños, también ese humo que viste la ciudad y da por resultado la tristeza de nuestros adultos mayores y  enferma a los ancianos.

Llegamos a un punto de inflexión dónde las líneas naturaleza – humanos ya no existen somos un todo, somos unidad frente a la agresión. ¡Hoy una sola voz que dice basta de quemas!

Hoy tantisim@s personas y organizaciones sociales evidencian la inmediata aprobación de la ley de humedales. Hoy somos tantos cuerpos dispuestos a seguir la cultura de nuestros ancestros, del cuidado en el amor y la alegría de nuestra generosa Madre Tierra. Hoy con determinación hacemos un llamado a la urgente reflexión y acción para iniciar la regeneración de los humedales. En este sistema necesitamos reconocer la biodiversidad y el cuidado de la misma, para vivir en armonía y disfrutar de la riqueza de nuestra Madre Tierra.